Redacción de textos médicos para terceros

Los medical writers escribimos los textos que los autores no escriben. Así de simple. Pero no es nada sencillo. Nosotros no figuramos como autores. En el mejor de los casos, nuestro nombre figura en los agradecimientos. En muchos otros, los autores y los intermediarios en la producción del texto, no quieren ni poner nuestro nombre, con lo que nos convierten en escritores fantasmas o negros.

Pero hoy quiero tratar otro tema. Deseo hablar de lo que exigen los autores o sus representantes. Hoy me quiero centrar en la preparación de artículos científicos que se van a publicar en revistas médicas. Las situaciones de partida pueden ser: que pidan escribir un artículo sin que el autor nos dé referencias o instrucciones, que el autor nos proporcione instrucciones y la bibliografía que quiere incluir en el artículo, o una situación intermedia, es decir, que nos dé alguna indicación sobre el contenido del texto y algún artículo relacionado con el tema. Por otro lado, en bastantes ocasiones, hay un promotor del artículo, que suele pertenecer a una empresa farmacéutica, y que puede estar interesado en que el artículo contenga una información y no otra.

Lógicamente, la situación más fácil de abordar es aquella en la que el autor nos proporciona la bibliografía e instrucciones de lo que quiere escribir, y la más difícil es cuando el autor no da ninguna indicación. Pero, en todos los casos, la persona que redacta el artículo, el medical writer, empieza siempre sobre una hoja en blanco. Por ello, tanto en un artículo original como en una revisión, el redactor del artículo va construyendo palabra a palabra un texto nuevo, a partir de los datos proporcionados por los autores (si es un artículo original) y de la literatura médica relacionada con el tema. Por lo tanto, los medical writer creamos textos, producimos un artículo totalmente original. Después, el autor tiene que dar el visto bueno.

Un medical writer puede escribir sobre diversos temas de medicina, pero en muchas ocasiones no es experto en el tema. Los expertos son los que firmarán el artículo como autores. Así pues, una vez escrito el artículo y superada la fase de pánico de la hoja en blanco por parte del autor, que sí es experto en el tema, probablemente aportará datos y cambiará parte del texto. En esta fase los autores firmantes suelen se bastante activos. Ya tienen el artículo escrito y lo pueden enriquecer con sus ideas. Normalmente, en una o dos revisiones se incorporan todos los cambios y el artículo queda listo para enviar a la revista. Objetivo cumplido. Todos contentos, el autor y el medical writer.

Pero, aunque con menos frecuencia, pueden darse otras situaciones. Por ejemplo, que el autor y el promotor den indicaciones contradictorias o que el autor diga que el artículo no está como le gustaría, pero sin dar instrucciones sobre qué es lo que quiere. Ambas situaciones son difíciles de resolver. Pero, además, como en muchas ocasiones son varios los autores del artículo, puede haber diferentes opiniones; sin embargo, esto es algo que solucionan entre ellos y no suele suponer un problema para el medical writer. Otra cuestión, que por fortuna no suele ser frecuente, es que haya más de un representante de la empresa promotora y que den opiniones distintas.

Cuando las contradicciones se producen entre las personas representantes de la empresa que financia el artículo, la situación es muy embarazosa para el medical writer. Puede suceder que uno de los representantes pida unos cambios y otro pida otros, y que después de implementarlos uno pida cambios sobre los cambios del otro. Esto, no solo alarga la finalización del artículo, además, da lugar a textos muy farragosos, distorsionados, parcheados e inconsistentes. Y, por supuesto, el texto resultante después de estas alteraciones ya ha perdido la armonía que tenía el primer borrador creado por el medical writer. En estas situaciones, al final nadie está satisfecho con el texto —ni los autores, ni los representantes de la empresa farmacéutica, ni el medical writer— y es muy difícil terminar el artículo.

Después de alguna experiencia de este tipo no me interesa escribir artículos en los que vayan a intervenir varias personas por parte de la empresa promotora, ni si sospecho que la intervención de esta en la redacción del artículo va a ser muy intensa (aunque a veces esto es difícil de saber). No sé cuál es el problema de muchos representantes de las farmacéuticas para elaborar artículos científicos. Tal vez tengan tan interiorizado el objetivo del negocio que no puedan abordar la redacción de un artículo con la objetividad necesaria.

Afortunadamente, en general, los artículos escritos por medical writers suelen ser modificados de manera positiva por los autores, aportando las ideas necesarias y manteniendo la mayor parte del primer borrador. Por eso, este trabajo sigue siendo muy interesante para mí.

Dra. Ana Moreno Cerro 

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